En 1548, el
naciente pueblo de indios de San Pedro, tuvo por necesidad que contar con los
utensilios de alfarería básicos, para facilitar su forma de vida y , por ende,
debió dedicarse a fabricar los más elementales cacharros: ollas, cazuelas,
comales, etc.
Urgando sobre el
origen alfarero de esta población, encontraremos que –al principio- este
quehacer se dio solo como una solución a sus necesidades, y no como un trabajo
cotidiano, lo cual podremos comprobar si examinamos con minuciosidad su
historia.
A lo largo de
los siglos XVI, XVII y casi todo el XVIII, no hubo historiador alguno que
dejara consignado que San pedro fuera un pueblo alfarero y mucho menos que esta
población estuviera sentada sobre buen barro (como algunos hoy afirman).
Visto esto deduciremos
que la cercanía de San Pedro con el sí prehispánicamente alfarero pueblo de
Tonalá, solucionó esas carencias por más de 200 años.
Debido a la
influencia de muchos alfareros tonaltecas avecinados aquí, fue que los
sanpedrenses se avocaron a la práctica de la alfarería, -ya de manera
cotidiana- como una actividad económica que viniera a aumentar sus recursos.
Antecedentes de
labores alfareras en San Pedro, se anotan hasta el año 1772, cuando D. Agapito
Martínez, alcalde mayor de Tonalá, elaboró un mapa de su jurisdicción, donde
señala que San Pedro es un pueblo cuyo “…trato es hacer losa vidriada y
ladrillos”. (“Carta histórica de la Nueva
Galicia” pag. 318).
Es pues a
finales del S.XVIII, que vemos ya extendida la labor alfarera de este lugar
hacia el desarrollo de la cerámica, esto es: la elaboración de objetos como:
ladrillos para pisos y azoteas, tubos para cañerías y tejas; faceta de la
cerámica, que muchos coterráneos hoy continúan.
También por
estos años, el ceramista local comienza fabricar objetos para rematar la
arquitectura de las suntuosas casas de Guadalajara y sus alrededores,
adornándolas con balaustradas, gárgolas, jarrones y medallones de gran
manufactura. Y es a partir de 1850 cuando el término alfarero y ceramista se convierte en escultor, al
elaborar perfectas obras escultóricas como: estatuas, relieves, bustos,
retratos, etc. Llegando su arte a ámbitos como Europa y Norteamérica, siendo el
pionero y máximo exponente D. Pantaleón Panduro, seguido por D. Guillermo Pájar
y D. Remigio Grande de Tonalá.
Ernesto
Briseño Hernández
Archivo
Histórico Municipal
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