jueves, 23 de abril de 2015

Antecedentes de Tlaquepaque



En 1548, el naciente pueblo de indios de San Pedro, tuvo por necesidad que contar con los utensilios de alfarería básicos, para facilitar su forma de vida y , por ende, debió dedicarse a fabricar los más elementales cacharros: ollas, cazuelas, comales, etc.

Urgando sobre el origen alfarero de esta población, encontraremos que –al principio- este quehacer se dio solo como una solución a sus necesidades, y no como un trabajo cotidiano, lo cual podremos comprobar si examinamos con minuciosidad su historia.
A lo largo de los siglos XVI, XVII y casi todo el XVIII, no hubo historiador alguno que dejara consignado que San pedro fuera un pueblo alfarero y mucho menos que esta población estuviera sentada sobre buen barro (como algunos hoy afirman).

Visto esto deduciremos que la cercanía de San Pedro con el sí prehispánicamente alfarero pueblo de Tonalá, solucionó esas carencias por más de 200 años.

Debido a la influencia de muchos alfareros tonaltecas avecinados aquí, fue que los sanpedrenses se avocaron a la práctica de la alfarería, -ya de manera cotidiana- como una actividad económica que viniera a aumentar sus recursos.

Antecedentes de labores alfareras en San Pedro, se anotan hasta el año 1772, cuando D. Agapito Martínez, alcalde mayor de Tonalá, elaboró un mapa de su jurisdicción, donde señala que San Pedro es un pueblo cuyo “…trato es hacer losa vidriada y ladrillos”. (“Carta histórica de la Nueva Galicia” pag. 318).

Es pues a finales del S.XVIII, que vemos ya extendida la labor alfarera de este lugar hacia el desarrollo de la cerámica, esto es: la elaboración de objetos como: ladrillos para pisos y azoteas, tubos para cañerías y tejas; faceta de la cerámica, que muchos coterráneos hoy continúan.

También por estos años, el ceramista local comienza fabricar objetos para rematar la arquitectura de las suntuosas casas de Guadalajara y sus alrededores, adornándolas con balaustradas, gárgolas, jarrones y medallones de gran manufactura. Y es a partir de 1850 cuando el término alfarero  y ceramista se convierte en escultor, al elaborar perfectas obras escultóricas como: estatuas, relieves, bustos, retratos, etc. Llegando su arte a ámbitos como Europa y Norteamérica, siendo el pionero y máximo exponente D. Pantaleón Panduro, seguido por D. Guillermo Pájar y D. Remigio Grande de Tonalá.

Ernesto Briseño Hernández

Archivo Histórico Municipal

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